jueves, 8 de diciembre de 2011

Reflejo

Hoy te vi al bajar las escaleras. Tu mejor sonrisa brillando en tu rostro. ¿O acaso eso fue lo que quise ver? Mi mente se nubló por un instante y te observé con todo el esplendor que pude darte. Miré tus ojos y miré tus labios y me vi a mi misma corriendo a tu encuentro, a tus brazos. Me vi halando tu rostro hacia el mío y sentí tu aroma envolver mi cuerpo. Tus ojos cada vez  más cerca.
Tan pronto como el calor por verte se apoderó de cada una de mis células, el frío de tu ausencia lo convirtió en dolor. Tus ojos desaparecieron y tu cuerpo se desvaneció en el aire, dejando atrás sólo un reflejo de lo que dejaste en mí. Sólo una sombra. Observé de nuevo al ser frente a mis ojos y me odié al no encontrar nada más que mis lágrimas. Aquel fantasma que me tortura frente a cada espejo sigue anidado en lo profundo de mí ser. Aquel ente que goza al tomar tu forma y recordarme que no estás aquí...

sábado, 3 de diciembre de 2011

Insensible


Me duele la cabeza. ¿Dónde estoy? No puedo ver nada. Intento gritar, pero no escucho ni una palabra. No estoy segura de si lo que falla es mi voz o mis oídos. Mis manos recorren la fría superficie donde me encuentro, hay algo pegajoso y espeso. El suelo está hecho de piedras cuadradas de unos veinte centímetros de lado, paso mis dedos por su contorno. Todo está cubierto de esa sustancia. Me pongo a gatas e intento sentir algo que no sea ese líquido. ¿Qué será? Acerco mi nariz al piso pero no percibo nada, me pregunto si mi olfato también estará fallando. No llevo mucho arrastrándome cuando siento una inclinación, no de noventa grados como esperaba, algo que me inquieta y me alivia al mismo tiempo. ¿Qué tan grande será este lugar? Es seguro que debe estar cerrado, ya que no puedo ver ni la palma de mi mano bailando frente a mi rostro.
Nadie escuchara sus últimas palabras, ni siquiera ella misma, se desangra lentamente y no puede sentirlo...